La pascua es una solemnidad tanto hebrea como cristina. Para ambos es la misma fiesta, pero con objeto diferente, sin embargo ambos ponen en evidencia el plan salvífico de Dios. El pueblo cristiano la celebra por cincuenta días, desde la Resurección, hasta Pentecostés. Según la liturgia actual, la cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo, con la liturgia de la Cena del Señor, que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el "ayuno pascual" que se continúa el Sábado Santo, preparatorio a la gran celebración del Misterio Pascual. El triduo culmina con la Vigilia Pascual del sábado por la tarde. Los primeros ocho días de la Pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del Señor. El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para el bautismo en toda la temporada de Pascua. En el día 40 de la pascua se celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés. Con la Pascua, el pueblo hebreo celebra la liberación de la esclavitud en Egipto, donde el pueblo judío había permanecido por 400 años, hacia el 1250 a. C. Los judíos debían peregrinar hacia Jerusalén anualmente. En el caso de los más pobres y exilados, al menos cada tres años.
El centro de esta celebración es el cordero, que debía sacrificarse en el templo de Jerusalén, el cual luego se repartía asado y acompañado con ensalada de lechuga, vino tinto, pan sin levadura, y se comía mientras se salmodiaba y el jefe de la familia iba relatando la historia de la liberación. Esta costumbre quedó establecida como una Ley, desde que Dios dio instrucción directa a Moisés y a Arón que con la sangre del cordero untara los postes y fisuras de la puerta de entrada, de modo que cuando pasara el ángel exterminador, última plaga, no matara también a los primogénitos judíos (Ex 12,1-4).
Los padres de Jesús cumplían respetuosamente este ritual, de modo que cuando cumplió los doce años, lo llevaron con ellos, ocasión que Jesús aprovecha para compartir con los sacerdotes del templo, con quienes estuvo tres días escuchando e interrogando; gracias a sus conclusiones todos quedaron admirados de su inteligencia (Lc 2,41).
El tiempo de la Pascua fue el propio para Dios, por ello es allí donde Jesús concluye su misión que ya había anunciado a sus discípulos en Cafarnaum (Lc 22, 14-19). Los opositores de Jesús buscaban como atraparlo, aunque evitaba que fuera durante la Pascua, presa fácil fue judas que lo entregó con tiempo y facilitó a los judíos la estrategia; con testigos falsos lo apresaron y juzgaron (Mc 14,1-2). Pero antes de eso Jesús había encomendado a Pedro y a Juan preparar la Pascua, llegada la hora les dice: <> (Lc 22,15). De tal modo ofrece el pan y el vino, signo de la nueva alianza, en el se instituye la eucaristía. Al ser Cristo la víctima pascual, el pueblo cristiano pasa a ser el pan sin levadura del pecado, para convertirse en signo de pureza y sinceridad (1 Cor 6,7-8). En la Pascua celebramos los cristianos a Cristo muerto, levantado en la cruz del sacrificio de la injusticia, del odio, de la esclavitud, la opresión, del desamor, pero también celebramos al resucitado, victorioso que rescata a su pueblo del pecado y de la muerte eterna a precio de su sangre, con la que queda marcado el creyente, como ocurrió con las puertas en la liberación de Egipto. Con la crucificción, signo de la reconciliación, Jesús levantado en la cruz (Jn 8,28), como la serpiente en el desierto (Num 21,4-9), se convierte en el salvador perpetuo a través de quien hay que entrar para llegar al Padre. Por eso la pascua de resurrección es la fiesta más solemne, así como la eucaristía el mayor sacramento (CIC. 1169). Jesús pide a sus discípulos paciencia y fe mientras envía al Paráclito, que debía llegar en otra de las fiestas del pueblo hebreo, es decir, en Pentecostés, celebración en la que se conmemora el poder sobrenatural de Dios, manifestado cuando Moisés terminó la casa de las citas (Ex 40,34). Manifestación del espíritu de Dios que se hará presente en diferentes periodos históricos del pueblo hebreo como en los setenta que asistieron a Moisés (Num 11,25) y que concluiría con la venida del Espíritu Santo (He 2,1-13). Con esto concluye el Misterio Pascual de Cristo.
El término español «pascua» significa paso; proviene del latín páscae, que proviene del griego πάσχα (pasja), que proviene del hebreo פסח (pésaj), que significa ‘paso’. El Domingo de Pascua tiene fecha variable, ya que no depende del calendario gregoriano (exclusivamente solar) sino del antiguo calendario solar/lunar. Por convención, este domingo es siempre el siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio (y cae siempre entre el 22 de marzo y el 25 de abril).
Desde varios milenios antes de nuestra era, en las culturas mediterráneas, al principio de la primavera (en esta época de marzo) se hacía una fiesta de varios días (hasta una semana) de duración en la primera luna llena de la primavera, por el «paso» del invierno a la primavera. Diversos pueblos (chinos, egipcios, hindúes, persas, galos, romanos) han considerado el huevo como símbolo universal de la vida, relacionado con esta época de renacimiento primaveral.
El huevo de pascua participa en los ritos del Séder judío, que simboliza el duro corazón del faraón que no dejaba salir al pueblo hebreo. Posteriormente, los cristianos tomaron la idea del huevo como representante de la resurrección de Cristo. Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisán, o sea, el 14 por la noche. (Nisán es el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía la víspera de la Pascua, o sea, el 14 de Nisán. Murió en la cruz el 15 de Nisán y resucitó el 17 de Nisán. Resulta que en aquel año el 15 de Nisán cayó en viernes y por lo tanto el 17 de Nisán cayó en domingo (que en aquella época no se llamaba "domingo").
La diferencia entre los calendarios (judío y romano) dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la Pascua. Los judíos cristianos continuaron usando el calendario judío para la Pascua. Celebraban la Pasión el 15 de Nisán y la Pascua de Resurrección el 17 de Nisán (fuese o no domingo ese año). En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo. Celebraban basado en el domingo, fuese o no ese año el 15 de Nisán. Además, todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección.
Esto creaba un problema sobre qué domingo celebrar la resurrección. Para algunos Jesús murió el 25 de Marzo y resucitó el 27. Algunos obispos celebraban la pascua según esas fechas fijas. La Iglesia Romana, basada en la autoridad de San Pedro y San Pablo celebraba la Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. Este domingo siempre cae entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril. La fecha de la pascua es variable. La razón es la conexión entre la pascua judía y la cristiana. La Iglesia determina la fecha de la pascua cada año según el calendario judío que es diferente al nuestro. El calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana para determinar el domingo de Pascua debe observarse en toda la Iglesia. En referencia al domingo de pascua se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico. La Iglesia ortodoxa celebra la pascua otra fecha, según el calendario Juliano (ortodoxo ruso).
El centro de esta celebración es el cordero, que debía sacrificarse en el templo de Jerusalén, el cual luego se repartía asado y acompañado con ensalada de lechuga, vino tinto, pan sin levadura, y se comía mientras se salmodiaba y el jefe de la familia iba relatando la historia de la liberación. Esta costumbre quedó establecida como una Ley, desde que Dios dio instrucción directa a Moisés y a Arón que con la sangre del cordero untara los postes y fisuras de la puerta de entrada, de modo que cuando pasara el ángel exterminador, última plaga, no matara también a los primogénitos judíos (Ex 12,1-4).
Los padres de Jesús cumplían respetuosamente este ritual, de modo que cuando cumplió los doce años, lo llevaron con ellos, ocasión que Jesús aprovecha para compartir con los sacerdotes del templo, con quienes estuvo tres días escuchando e interrogando; gracias a sus conclusiones todos quedaron admirados de su inteligencia (Lc 2,41).
El tiempo de la Pascua fue el propio para Dios, por ello es allí donde Jesús concluye su misión que ya había anunciado a sus discípulos en Cafarnaum (Lc 22, 14-19). Los opositores de Jesús buscaban como atraparlo, aunque evitaba que fuera durante la Pascua, presa fácil fue judas que lo entregó con tiempo y facilitó a los judíos la estrategia; con testigos falsos lo apresaron y juzgaron (Mc 14,1-2). Pero antes de eso Jesús había encomendado a Pedro y a Juan preparar la Pascua, llegada la hora les dice: <
El término español «pascua» significa paso; proviene del latín páscae, que proviene del griego πάσχα (pasja), que proviene del hebreo פסח (pésaj), que significa ‘paso’. El Domingo de Pascua tiene fecha variable, ya que no depende del calendario gregoriano (exclusivamente solar) sino del antiguo calendario solar/lunar. Por convención, este domingo es siempre el siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio (y cae siempre entre el 22 de marzo y el 25 de abril).
Desde varios milenios antes de nuestra era, en las culturas mediterráneas, al principio de la primavera (en esta época de marzo) se hacía una fiesta de varios días (hasta una semana) de duración en la primera luna llena de la primavera, por el «paso» del invierno a la primavera. Diversos pueblos (chinos, egipcios, hindúes, persas, galos, romanos) han considerado el huevo como símbolo universal de la vida, relacionado con esta época de renacimiento primaveral.
El huevo de pascua participa en los ritos del Séder judío, que simboliza el duro corazón del faraón que no dejaba salir al pueblo hebreo. Posteriormente, los cristianos tomaron la idea del huevo como representante de la resurrección de Cristo. Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisán, o sea, el 14 por la noche. (Nisán es el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía la víspera de la Pascua, o sea, el 14 de Nisán. Murió en la cruz el 15 de Nisán y resucitó el 17 de Nisán. Resulta que en aquel año el 15 de Nisán cayó en viernes y por lo tanto el 17 de Nisán cayó en domingo (que en aquella época no se llamaba "domingo").
La diferencia entre los calendarios (judío y romano) dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la Pascua. Los judíos cristianos continuaron usando el calendario judío para la Pascua. Celebraban la Pasión el 15 de Nisán y la Pascua de Resurrección el 17 de Nisán (fuese o no domingo ese año). En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo. Celebraban basado en el domingo, fuese o no ese año el 15 de Nisán. Además, todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección.
Esto creaba un problema sobre qué domingo celebrar la resurrección. Para algunos Jesús murió el 25 de Marzo y resucitó el 27. Algunos obispos celebraban la pascua según esas fechas fijas. La Iglesia Romana, basada en la autoridad de San Pedro y San Pablo celebraba la Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. Este domingo siempre cae entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril. La fecha de la pascua es variable. La razón es la conexión entre la pascua judía y la cristiana. La Iglesia determina la fecha de la pascua cada año según el calendario judío que es diferente al nuestro. El calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana para determinar el domingo de Pascua debe observarse en toda la Iglesia. En referencia al domingo de pascua se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico. La Iglesia ortodoxa celebra la pascua otra fecha, según el calendario Juliano (ortodoxo ruso).
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